4.12.2013

La Niña Que Tenía Hojas en el Cabello


Erase una vez, una niña que tenía hojas en el cabello, y sus compañeros en la escuela se burlaban de ella, qué sucia eres, le decían, ya báñate tonta, y la pequeña niña que tenía hojas en el cabello agachaba tristemente la mirada y trataba de ignorar estos hirientes comentarios.
Día tras día, la niña con hojas en el cabello pasaba las horas de escuela sentada solitaria, y al regresar a su casa, se sumía en su tristeza por el maltrato que de sus compañeros recibía.
Un día de verano, particularmente caluroso, mientras los niños estaban en el patio a la hora del recreo, la pequeña niña que tenía hojas en el cabello notó que ese día nadie le estaba diciendo cosas, levantó la mirada y se dio cuenta de que todos los niños estaban sudando, apáticos y sin energías a causa del terrible calor, pero ella se sentía muy fresca. Dos niñas se dieron cuenta de esto y se acercaron a ella, se sentaron cada una a su lado y dijeron a la pequeña niña que tenía hojas en el cabello que querían ser sus amigas, y una vez que la convencieron, la niña que tenía hojas en el cabello arregló su cabello, lo levantó hacia ambos lados de modo que aportara sombra a sus nuevas amigas, y las hojas se mecían como movidas por una fresca brisa que salía de quién sabe donde.
El verano siguió su curso, y cada día los niños sufrían los calores al estar expuestos al sol en el recreo, mientras la niña que tenía hojas en el cabello y sus dos nuevas amigas se la pasaban frescas a la sombra del cabello con hojas de la niña. La niña que tenía hojas en el cabello se sentía feliz de tener finalmente amigas, y de que nadie le dijera cosas, aunque también se preguntaba si estaba haciendo bien las cosas, pues sus nuevas amigas no hablaban mucho con ella, sino entre ellas, y no se acercaban a ella en otro momento que no fuera el recreo, pero seguramente, se decía a sí misma, así es esto de tener amigas.
Conforme llegó el otoño, las hojas en el cabello de la niña que tenía hojas en el cabello comenzaron a secarse y caerse, y aunque ya no hacía tanto calor, los días eran muy soleados, y es entonces que las amigas de la niña que tenía hojas en el cabello le reclamaron diciéndole que era muy egoísta por quitarse las hojas del cabello y dejarlas expuestas al sol, que era una mala persona y muy egoísta, y ella trató de disculparse, haciéndoles entender que el que se cayeran las hojas no era por voluntad propia, sino que eso sucedía y no podía controlarlo, a lo que sus amigas le llamaron mentirosa y egoísta, y se fueron diciéndole que era una niña extraña, sucia y que no le volverían a hablar, y la niña con hojas en el cabello se sintió de nuevo triste y sola en el mundo.
Pasó el otoño, llegó el invierno, y la niña con hojas en el cabello siguió sintiéndose miserable por las burlas de sus compañeros y su soledad. Sin embargo al llegar la primavera, comenzaron a brotar pequeños botones de flor en el cabello de la niña que tenía hojas en el cabello, creció uno particularmente grande sobre su oreja derecha que pronto dio paso a una hermosa y perfumada flor. Esto llamó la atención de todos sus compañeros y las niñas comenzaron a imitar su estilo cortando flores y colocándoselas sobre sus orejas, sin embargo las flores pronto marchitaban y se caían constantemente, así sucedía con todas, a excepción de la niña que tenía hojas en el cabello, por lo que un día, las dos niñas que habían fingido ser sus amigas se acercaron a ella pidiéndole les contara su secreto o compartiera esas hermosas flores con ellas, a lo que contestó que no había ningún secreto, y que no podía darles de sus flores pues no era posible que se las quitara sin sentir dolor. Las dos niñas se molestaron con ella, le llamaron mentirosa y embustera, le dijeron muchas otras cosas y le arrojaron tierra a la cara, y le dijeron que siempre estaría sola y sería una rara por ser tan egoísta, y toda esa tarde estuvieron burlándose de ella junto con los otros niños de la escuela, le llamaban nombres y le arrojaban cosas. Al llegar a su casa, la niña con hojas en el cabello intentó arrancarse las flores a pesar del dolor que esto le provocaba, pero no pudo conseguirlo, buscó unas tijeras y las arrancó soportando el terrible sufrimiento, pues era aún más terrible ser el objeto de burlas y la soledad que la asechaba desde siempre, la niña lloró y lloró hasta quedar dormida de cansancio, sumiéndose en un sueño del que nunca despertó…
La niña que tenía hojas en el cabello fue enterrada en el cementerio del pueblo en una tumba que quedó por muchos años olvidada. Hasta que un día la gente comenzó a notar que la tumba tenía siempre flores frescas creciendo todo el tiempo, flores que nadie plantaba. Las flores eran tan hermosas que la gente comenzó a cortarlas para plantarlas en sus jardines, no importándoles profanar las tumba de alguien a quien nadie quiso, pero tan pronto las arrancaban, las flores se marchitaban. La tumba hoy en día sigue estando repleta de flores, flores hermosas y de delicioso aroma, que brotan desde tres metros bajo tierra, que crecen de entre los cabellos del cadáver de una pequeña niña, una niña que tenía hojas en el cabello.

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